Tuesday, November 15, 2011

Antonin Artaud

Antonin Artaud (1896 -1948)


·         Poeta, actor y director de teatro francés
·         Fundador del teatro de la crueldad.
·         Trabajó en 22 películas durante los años 20’s y 30’s: Napoleón y La pasión de Juana de Arco las mas triunfales. [1]

"Un hombre culto y civilizado es aquel cuyo pensamiento está influido por sistemas, formas, signos y representaciones".- Antonin Artaud

Nace en Marsella. Su Madre sufrió siete abortos,  Antonin y una hermana sobrevivieron. Cuando Artaud tenía cuatro años tuvo un severo caso de meningitis lo que le ocasiono a  Artaud nerviosismo, irritabilidad y temperamento explosivo. "La meningitis (también llamada neurosífilis)  es una enfermedad, caracterizada por la inflamación de las meninges"[2].


El dolor físico y cierta sensación de paranoia no lo dejarían nunca y lo obligarían a pasar largas temporadas periódicas en sanatorios mentales. Su enfermedad lo marcaría por toda su vida y en toda su obra.
"El médico siempre tiene razón contra un encarcelado, porque le basta afirmar, y el enfermo siempre está en el error porque en tales casos aún sus afirmaciones de hechos entran en la categoría de un delirio catalogado, cualquiera sea la lucidez que emplee en expresarlos" le dice Artaud al doctor Latrémolière, director de un asilo para alienados.
En 1905 muere su hermana, esto le causa un gran impacto a Artaud llevándolo a refugiarse en la religión convirtiéndose en una persona devota. En 1914 sufre otra crisis depresiva y piensa en inscribirse en el seminario.
En 1920 llega a París para dedicarse a escribir. Hace contacto con André Bretón., quien acababa de hacer público su "Primer manifiesto surrealista". El surrealismo trata de plasmar el mundo de los sueños y de los fenómenos subconscientes, el objetivo es hacer estallar la imaginación dando libertad de espíritu.
"Creo en el encuentro futuro de esos dos estados, en apariencia tan contradictorios, como son el sueño y la realidad, en una especie de realidad absoluta, de surrealidad". André Bretón-Primer manifiesto surrealista
Artaud aseguraba que la situación histórica de post guerra exigía un arte nuevo que se esforzara por indagar en lo más profundo del ser humano, básicamente en descubrir las profundidades del espíritu. Entonces asume el cargo de director de la oficina de investigaciones surrealistas y comienza a escribir guiones de películas y poemas como "El ombligo de los limbos" y "El pesanervios".

            Bajo esta costra de hueso y piel, que es mi cabeza, hay una constancia de angustias, no como un punto moral, como los razonamientos de una naturaleza imbécilmente puntillosa, o habitada por un germen de inquietudes dirigidas a su altura, sino como una decantación en el interior, como la desposesión de mi sustancia vital, como la pérdida física y esencial (quiero decir pérdida de la esencia) de un sentido.
Antonin Artaud, Le Pèse-Nerfs, 1927

La actividad de la Oficina 
de Investigaciones Surrealistas
Por Antonin Artaud
El hecho de una revolución surrealista en las cosas es aplicable a todos los estados del espíritu, a todos los géneros de la actividad humana, a todos los estados del mundo en medio del espíritu, a todos los hechos de moral establecida, a todos los órdenes del espíritu.
Esta revolución apunta a una desvalorización general de los valores, a la depreciación del espíritu, a la desmineralización de la evidencia, a una confusión absoluta y renovada de las lenguas, al desequilibrio del pensamiento.
Apunta a la ruptura y la descalificación de la lógica a la que perseguirá hasta la extirpación de sus reductos primitivos.
Apunta a la reclasificación espontánea de las cosas según un orden más profundo y más preciso, e imposible de dilucidar mediante la razón ordinaria, pero de todos modos un orden, y sensible a cierto sentido.... pero igualmente sensible y un orden que no forma del todo parte de la muerte.
Entre el mundo y nosotros, la ruptura está claramente establecida. Nosotros no hablamos de hacernos comprender, sino en el interior de nosotros mismos, con rejas de angustia, con el filo de una obstinación encarnizada, conmocionamos, desequilibramos el pensamiento.
La oficina central de las investigaciones surrealistas dedica todas sus fuerzas a la reclasificación de la vida.
Hay que instituir una filosofía del surrealismo, o lo que pueda surgir.
Para hablar claro no se trata de establecer cánones o preceptos, sino de encontrar:
1) Medios de investigación surrealista en el pensamiento surrealista.
2) Fijar parámetros, medios de reconocimiento, conductos, islotes.
Podemos, debemos admitir hasta cierto punto una mística surrealista, un cierto orden de creencias evasivas en relación con la razón ordinaria, pero sin embargo bien determinadas, relativas a puntos bien precisos del espíritu.
El surrealismo, más que creencias, registra un cierto orden de repulsiones.
El surrealismo es ante todo un estado del espíritu, no preconiza recetas.
El primer punto es ubicarse en el espíritu.
Ningún surrealista está en el mundo, se piensa en el presente, cree en la eficacia del espíritu-espolón, el espíritu guillotina, el espíritu-juez, el espíritu-doctor y resueltamente se confía del lado del espíritu.
El surrealismo ha juzgado al espíritu.
No hay sentimientos que formen parte de él mismo, no se reconoce ningún pensamiento. Su pensamiento no le fabrica un mundo al que razonablemente acepta. Desespera de alcanzar el espíritu.
Pero al fin y al cabo está en el espíritu, se juzga desde el interior, y ante su pensamiento el mundo no pesa excesivamente.
Pero en la intermitencia de cierta pérdida, de cierta falencia en sí mismo, de cierta reabsorción instantánea del espíritu, verá aparecer la bestia blanca, la bestia vidriosa y que piensa.
Porque es una Cabeza, la única Cabeza que emerge en el presente. En nombre de su libertad interior, de las exigencias de su paz, de su perfección, de su pureza, escupe sobre ti, mundo librado a la insensibilizadora razón, al mimetismo empantanado de los siglos, y que ha construido tus casas de palabras y establecido tus repertorios de preceptos donde es imposible que el espíritu surreal no explote, el único capaz de desenraizarnos.
Estas notas que los imbéciles juzgarán desde el punto de vista de lo serio y los astutos desde el punto de vista de la lengua, son uno de los primeros modelos, uno de los primeros aspectos de lo que entiendo por la Confusión de mi lengua. Están dirigidas a los confusos de espíritu, a los afásicos por interrupción de la lengua. Y, sin embargo, están justo en el centro de su objeto. Aquí no comparece el pensamiento, aquí el espíritu deja ver sus miembros. Son notas imbéciles, notas primarias como dice aquel otro, "en las articulaciones de su pensamiento". Pero notas verdaderamente precisas.
Un espíritu bien ubicado descubrirá en ellas un perpetuo resurgimiento de la lengua, y la tensión después de la ausencia, el conocimiento del desvío, la aceptación de lo mal formulado. Estas notas desprecian la lengua, escupen sobre el pensamiento.
Y, sin embargo, entre las fallas de un pensamiento humanamente mal construido, desigualmente cristalizado, brilla una voluntad de sentido. La voluntad de aclarar los desvíos de una cosa aún mal hecha, una voluntad de creencia.
Aquí se instala cierta Fe, pero que lo coprolálicos me entiendan, los afásicos y en general todos los desacreditados por las palabras y el verbo, los parias del Pensamiento.
Hablo sólo para ellos.[3]

Entre 1927 y 1929 monta cuatro espectáculos. El absoluto fracaso de sus primeros montajes le lleva a refugiarse en la teoría, con lo que sienta las bases del denominado Teatro de la crueldad.

Aquel que apuesta por el impacto violento en el espectador. Para ello, las acciones, casi siempre violentas, se anteponen a las palabras, liberando así el inconsciente en contra de la razón y la lógica.
Antonin Artaud - El teatro y su doble.

En 1936 Artaud viaja a México y convive con los Tarahumaras, un pueblo indígena, para encontrar la antigua cultura solar  (astrología, numerología y el tarot) y experimentar con el Peyote. Es aquí cuando queda fascinado con el totemismo; "el totemismo es una creación para actores" decía él, todas las manifestaciones culturales se sustentan en los elementos originales del totemismo. Los antiguos totems son figuras de animales talladas en madera que sirven como vías que apresuran la integración del manas (Manas: fuerza vital contenida y adormecida en todas las cosas, ojo, no es el espíritu) con las formas en su pura exterioridad.

En su libro "El teatro y su doble", Antonin Artaud hace una comparación entre el teatro y la peste. Los signos de la peste son: Ampollas, ojos inflamados y rojos, manchas con puntos que arden, inflamación alrededor del ano y en las axilas, se inflama la vesícula bilar, etc. La peste y el teatro contienen crueldad. El arte como la peste debe matar sin destruir.

"El teatro al igual que la peste impulsa a los hombres a que se vean tal como son, eliminan la máscara y hacen ver la debilidad, la bajeza, la hipocresía, revelando su oscura potencia [...] El teatro actúa como la peste, porque afecta a importantes comunidades y las transforma en similar sentido".- El teatro y su doble, pág. 31, 11

Otra comparación que hace Artaud en su libro, es la crueldad del cuadro "Las hijas de Lot"


En este cuadro podemos observar una fuerte idea acerca de la sexualidad y la reproducción. El cuadro contiene una sutil idea del "devenir" que los minuciosos detalles de paisaje se introducen en el espíritu. Existe otra idea expresada en el cuadro, la de "Fatalidad", que se hace notoria no por el surgimiento del fuego repentino, sino por estilo en que las formas contenidas se organizan o se tornan caóticas bajo ese fuego. Además que este cuadro habla sin necesidad de palabras, Artaud decía que el teatro también podía trasmitir un mensaje sin necesidad de dialogo, que +éste no era una cualidad específica de la escena, sino mas bien del libro.

“Un teatro que someta al texto, puesta en escena y realización, es decir todo lo que tenga especificidad teatral. Será teatro de imbéciles, de invertidos, de gramáticos, antipoético, vale decir, occidental.”
Antonin Artaud- El teatro y su doble pag. 41
Lo que él buscaba era una forma de poesía en el espacio, prescindiendo del texto, donde los gestos en lugar de representar palabras o frases, representen ideas, actos y tendencias del espíritu, tal como lo hacen en el teatro balinés, el cual Antonin Artaud se basaba mucho, le gustaba todo lo que se realizaba en él: la danza, el canto y la pantomima, y sobretodo que el drama no se contrastaba desarrollando sentimientos, sino estados espirituales; él se apoyaba en este teatro y decía que nuestro teatro podría aprender del teatro balines una maravillosa lección de espiritualidad pues para los balineses el teatro no es para entretener, sino mas bien era dirigido a los dioses y sobretodo, se remontaba en la estructura ceremonial del rito.

El Teatro de la crueldad
Artaud creía que el Teatro debería afectar a la audiencia tanto como fuera posible, por lo que utilizaba una mezcla de formas de luz, sonido y ejecución extrañas y perturbadoras. Él define al teatro de la crueldad como una afirmación de una ineluctable necesidad. Para él no era exclusivo de la crueldad el sadismo o el causar dolor, sino que con la misma frecuencia se refería a una violenta determinación física para destrozar la falsa realidad.

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