Hacia un teatro pobre
Jerzy Grotowski (1933-1999)
¡ Director de teatro polaco
¡ Figura vanguardista del siglo XX
¡ Ha influenciado a Alejandro Jodorowski, Eugenio Barba y Peter Brook
¡ Crea el famoso Teatro pobre
¡ Funda el Teatro laboratorio [1]
“Lo importante no son las palabras, sino lo que queremos decir con ellas”.- Jerzy Grotowski
El teatro laboratorio se funda en 1959 en Opole junto con el crítico literario y teatral Ludwick Flaszen. En 1965 se muda a la ciudad universitaria de Wroclaw, donde prospera. Este teatro es llamado “laboratorio” con la intención de hacer referencia a la experimentación de actuación y entrenamiento de los actores. Sin embargo, en el laboratorio teatral no solo es abierto a los actores, el laboratorio teatral se dedica a preparar a directores y todo tipo de gente de campos que están conectados con el teatro. Las obras más famosas y clásicas que se presentan son “Hamlet” de Shakespeare, “Caín” de Byron y “El príncipe constante” de Calderón de la barca.
Una de las tareas de en este teatro era definir lo que el teatro en sí mismo, y sus producciones eran investigaciones eran investigaciones minuciosas de la relación que se establece entre el actor y el público; veían la actuación como un vehículo, no como un refugio o un escape… esto nos recuerda a nuestras clases de Teorías de la actuación, donde la profesora Claudia Villa no dijo en más de una ocasión que el teatro no es terapia.
Jerzy Grotowski crea lo que llama “Teatro pobre”, un teatro que puede existir sin maquillaje, sin vestuarios, sin escenografía, sin iluminación, sin efectos de sonido, etc. Solamente existe una cosa que sin la cual no existiría el teatro: la relación que hay entre actor y espectador. El actor trasforma mediante el uso controlado de sus gestos, el cuerpo siempre ha sido la herramienta principal del actor, no es necesario tener tantas cosas, se puede crear música desde el propio cuerpo ya sea por medio de golpecillos o con la voz, el cuerpo del actor ilumina el escenario. Incluso se dice que el actor puede existir sin un texto, puede improvisar a la manera de la Commedia dell’ arte, pero lo que no existe es un teatro sin actores ni público, por eso mismo Grotowski define al teatro como “lo que sucede entre el espectador y el actor” exigiendo así algo especial de parte de ambos, y decía él que como no se puede educar a un auditorio, si podemos educar al actor. Le interesa el actor en particular porque es un ser humano, es un encuentro con otra persona, el sentimiento muto de comprensión.
El teatro no es por su puesto una disciplina científica, pero el teatro, y en particular la técnica del actor no puede, como afirmaba Stanislavski, estar basado solamente en la inspiración o el talento, está obligado a dominar un método. Es un proceso de autoconocimiento. Grotowski se entrenó en los métodos de Stanislavski, también le fueron atractivos el entrenamiento biomecánico de Meyerhold, el Kathakali hindú y el Teatro No japonés, sin embargo, en su teatro enseñaban una colección de técnicas, no enseñan métodos prefabricados por que conducen al estereotipo, sino que su propósito es la destrucción de obstáculos, conocer sus limitaciones personales y eliminar eso. El secreto está en los estímulos, en los impulsos y las reacciones. Se quiere evitar el cliché, que por ejemplo, cuando se diga “buenos días” no sea siempre de buen humor, o al decir “estoy muy triste” no sea con tristeza estilo televisa. Para él el teatro era un sustituto de vida; aconsejaba a sus actores no aprender a actuar, sino aprender a vivir.
El entrenamiento que llevan los actores es usar el proceso de la “vía negativa”: se trabaja con el actor santificado, el actor que hace las cosas por amor, no como el actor cortesana que se vende por dinero, El actor santificado elimina cualquier elemento de disturbio. El cuerpo debe liberarse de toda resistencia.
Jerzy Grotowski
Les hablaré de lo que me interesa. Lo que me interesa es la relación con lo que me ocupo en la práctica, y de lo que me ocupo prácticamente desde hace algunos años es de un programa que se llama Teatro de los orígenes. Algunas veces les hablaré de ciertas experiencias directas con este trabajo, pero por lo general me referiré a este tema así como a una serie de analogías, para poder analizar su posibilidad práctica.
Y bien, se puede incluso decir que me referiré a las técnicas originales del teatro, las cuales mencionaré a continuación. Por una parte sí, cuando se trata sobre todo de un cierto tipo de teatro o de un cierto tipo de actor, pero muchas veces no es así, especialmente si se considera el teatro en el sentido occidental del término. Es decir, como una creación audiovisual, vista desde el exterior o fuera del actor.
Se sabe que existen muchas otras formas a menudo llamadas "teatro tradicional", aunque bastante diferentes de la noción europea de teatro, con lo cual hay muchas confusiones.
Ante todo, el teatro europeo no es homogéneo, por ejemplo, en culturas extremadamente sofisticadas como en India, se presentan disociaciones entre el rito y el teatro, en cambio, en otras culturas como la africana o la haitiana, que de cierta forma es de origen africano, esta disociación entre el ritual y las formas teatrales es difícil de encontrar. Por ejemplo, el rito vudú es frecuentemente considerado por los europeos como teatro tradicional, en cambio, para las personas ligadas a él, se trata de un ritual –dicho de manera más delicada– a pesar de que surjan muchos elementos de teatralización.
Por lo tanto, en realidad hablaré de lo que yo llamo "las técnicas de los orígenes", es decir, aquellas que aplica el hombre a sí mismo, y es ahí donde surge el problema, por ejemplo, entre lo que es un proceso orgánico y un proceso artificial.
En el proceso artificial puede incluso existir una cierta organicidad. En el teatro Kathakali de India tenemos una técnica artificial basada en un sistema muy preciso de señales o signos. En Europa la analogía sería la pantomima altamente evolucionada, como en las acciones del "bip" o el personaje de Marcel Marceau, donde existe todo un alfabeto de signos aplicados en diversos órdenes según las distintas representaciones: digamos que los signos o formas de caminar subiendo las escaleras son típicos de la técnica artificial –sin ninguna connotación negativa del término. Valdría la pena recordar que la palabra "arte" también está ligada etimológicamente con la palabra "artificial". Las técnicas artificiales son aquellas basadas en los sistemas de señales o signos que se repiten, sólo que en orden diverso. También el proceso orgánico está presente en los grandes maestros de la técnica artificial. Es como si fuera un cierto estado de concentración o, mejor dicho, como un proceso de concentración, una especie de salto que transporta al hombre, un fenómeno energético así como una especie de improvisación interna escondida, basada en el principio de la decisión.
Incluso se podría decir que en lugar de un pequeño signo cualquiera, se hace otro pequeño signo que perecería ser una cosa mínima pero que es fundamental.
En las técnicas orgánicas que vemos como un proceso de la vida del hombre, también existe un aspecto artificial que consiste en las articulaciones; tomemos el caso de un actor realista que trabaja según la técnica de Stanislavski: todo lo que hace son acciones según la prescripción de dicho método. Lo que debo crear es la línea de la vida, es decir, lo que Stanislavski ha llamado "el proceso orgánico", en el cual debe de existir un orden de articulaciones para cada acción física (para Stanislavski cada acción era al mismo tiempo una acción física), pero también existe la escenografía en la que todo aquello que no parece ser realmente necesario viene eliminado, y las secuencias de la caracterización –ya orgánica de por sí– se organizan en consecuencia. Es como si se hiciera una escenografía en el cine, sólo que no se trata de una película en este caso, sino de un proceso orgánico del hombre, el cual resulta ser muy difícil: en parte porque durante el período de pruebas en que se hace la escenografía fácilmente podría eliminarse dicho proceso orgánico.
Sólo quiero subrayar que en el proceso orgánico existen aspectos del signo tanto en la articulación como en la escenografía, y que en las técnicas artificiales y las técnicas de signos también existe el aspecto de la organicidad en forma de salto, concentración de la energía y decisión.
Por lo tanto, utilizar esta distinción es algo relativo: más aún si tomamos el rito como el vudú. El rito del vudú es extremadamente orgánico y más cuando se lleva a cabo realmente. Todo lo que ve un europeo en Haití no es el verdadero vudú, digamos que es una imitación puesta en escena para el extranjero, el turista. En el verdadero rito vudú existe dicho aspecto orgánico de forma extremadamente potente, pero también existe el aspecto de la artificialidad y el de los signos. Esto es muy distinto del teatro europeo. La artificialidad existe incluso desde el inicio del vudú, es decir, antes del principio de la sesión, con todas las reglas del juego bien conocidas por toda la comunidad, así como lo es también de antemano la organización de los acontecimientos. Esto hace que exista todo un sistema minuciosamente preciso y consciente de signos de parte de todos los participantes.
Es bastante divertido ver cómo los occidentales no lo entienden así. Si acaso son testigos de una sesión de vudú, muchos de los elementos artificiales que son codificados los consideran como procesos espontáneos, siendo éste el error principal de los europeos en cualquier lugar. Para los europeos, los ritos primordiales son simplemente un desencadenamiento, y los quieren imitar improvisando, lanzando sencillamente una serie de gritos horripilantes, se tiran al suelo, brincan y "muestran" estar poseídos.
La diferencia es que, en los ritos primordiales, todo esto se encuentra perfectamente bien codificado y conocido por todos los participantes antes de dar principio. De hecho, empiezan a conocerlo desde pequeños; se dice que los que hacen vudú golpean los tambores de una forma extremadamente libre, pero lo cierto es que existe una serie de sistemas de distintas escuelas para tocar el tambor, se aplican diferentes ritmos o modos diversos de tocarlo según los distintos ritos, dominando así de manera bien precisa el toque de dicho instrumento. Esto se hace más evidente cuando se observa a niños de cuatro o cinco años de edad que comienzan a tocar el tambor, tan bien entrenados que al mismo tiempo dan la impresión de ser libres y espontáneos, pero disciplinados. Ya que no existen escuelas de vudú en sentido universitario, o como escuelas de arte, etcétera, entonces se dice que son niños dotados, o que son distintos de nosotros, cuando lo que en realidad sucede es que se ejercitan por diez para lograrlo.
Por otra parte, también existen en el ritual los aspectos de los signos y la artificialidad a pesar de todo lo que para los europeos significa el trance, ya que hay una articulación admitida tradicionalmente. Digamos que hay personas que caen en un estado de posesión, poseídas por un dios, por un "misterio preciso", sólo que son poseídas según ciertas reglas y un cierto misterio que hace siempre las cosas bien precisas. Un cierto misterio fuma un cigarro de cierta manera, tiene las piernas puestas de manera perfectamente definida. En realidad, en cada detalle el tipo de movimiento es estrictamente preciso, por lo tanto existe una articulación clarísima.
¿Las personas aplican conscientemente estas articulaciones? Depende. Antes que nada, digamos que existen diversos niveles de la llamada posesión. Muchas veces hay algo justo entre los límites de la demostración y el proceso, la llamada posesión en un sentido mucho más profundo. Lo que sí está fuera de duda es que quien es poseído conoce las formas primarias del misterio, no conscientemente pero las conoce. Me han relatado que hay otras cosas pero yo no las he visto. Por ejemplo, el caso de alguien poseído por un misterio nunca antes visto ni oído. Incluso el caso de un europeo que llegó por primera vez, sin haber estudiado, y fue poseído según la forma articulada tradicional. Si es cierto o es mentira no lo sé, de cualquier modo, así fuera verdad, él no lo supo aunque lo haya articulado. En tal caso podemos decir que fue articulado por el misterio y no por él mismo. Como quiera que haya sido, fue articulado, y en este nivel existe de hecho una articulación.
Por otra parte, existen las posesiones realizadas por los grandes maestros, los grandes sacerdotes del vudú.
En gran parte, el sacerdote no es poseído sino que al mismo tiempo vigila lo que sucede y es él mismo quien invita al misterio según un cierto orden definido. Por ejemplo, el misterio llamado "Legba" siempre debe ser invitado para abrir la puerta a otros misterios cantando así: "para Legba abre la puerta". En todo esto hay un cierto orden y el sacerdote controla el trance de los poseídos, pero al mismo tiempo controla todas las condiciones necesarias que lo rindan posible. Hay sacerdotes considerados extremadamente poderosos que en un cierto momento, incluso fuera del ritual, son poseídos, presa del misterio. Yo conozco a un viejo así, que juega con un doble sentido, como bajo un equívoco: por un lado hace aparecer la sugestión de no estar consciente de lo que sucede, pero por el otro está perfectamente consciente de ello, y cuando se habla con él lo confirma hasta un cierto punto. Confirma que está consciente, como si fuera una visita, que "eso" llega muchas veces sin ser invitado, pero he notado que siempre sucede en un momento que le es útil, y después "eso" pasa, o él lo resiste o bien termina y da principio otro misterio dando señales del pasaje de un misterio a otro.
Por ejemplo, en una acción que llama "el paso maiético" (que significa magnético), en el momento en que el misterio termina su acción, muchas veces toca a otra persona, que a la llegada del mismo es rechazada; es muy natural, da la impresión de una cosa verdaderamente natural aunque sea sorprendente: en realidad lo que sucede es que el segundo misterio aún no ha sido presentado a la otra persona.
Normalmente, en Haití las personas que dicen estar poseídas, si la posesión es profunda, no guardan memoria del hecho, es decir, dicen que no lo recuerdan. Y ¿cómo puedo saber que no lo recuerdan? Realizando varias pruebas con ellas para descubrirlo, pero no caen en el juego, como si de verdad no lo recordaran.
Por propio convencimiento he llegado a la conclusión de que no lo recuerdan, sin querer decir con esto que quede completamente cancelado de la memoria: es casi como si estuvieran completamente borrachos y continuaran funcionando, haciendo discursos, escándalo, haciendo acciones muchas veces bastante precisas, sólo que después no recuerdan, o recuerdan algo fluctuante. Pero también existe el fenómeno de la amnesia, que es muy similar, sin querer decir con esto que el mecanismo sea el mismo, es decir, que el problema de la memoria es parecido, y supongo que existe otra similitud de orden psicológico posiblemente ligado con la tristeza.
Es muy característico que ciertas personas caigan, por así decirlo, en una posesión alcohólica y luego presenten un fenómeno de amnesia cuando están profundamente tristes, como si fuera un estado de extravío o de desesperación. En el momento de este viaje sucede a menudo precisamente lo contrario, mucha alegría; sin embargo, existe este otro aspecto de algo que debiera olvidarse. Esto me parece ser análogo sólo que a nivel colectivo, no individual.
¿Por qué sucede en las formas de vudú más arcaicas y no en Haití, como por ejemplo en Ife, en Nigeria, donde el que cae en posesión recuerda todo? Para los haitianos Ife es como la Meca para los islámicos; la noción del vudú en Ife es muy fuerte de principio, como para los cristianos es la Jerusalén celeste; y aún así existe esta diferencia.
No hay que olvidarse de que el vudú haitiano fue creado a través de los esclavos que fueron llevados de diversas partes de África, no sólo de los alrededores de Ife, y que han conservado en cierta medida su identidad a través de las sesiones de vudú. Evidentemente, se ha obtenido una síntesis de este ritual de diversos ritos africanos, incluso han penetrado elementos del cristianismo, aunque menos de lo que se piensa; aún así existen relaciones entre ellos.
Las sesiones de vudú para la gente que las ha practicado durante dos siglos, fueron la respuesta a una desgracia. Incluso hoy en Haití la vida no es fácil ni dulce para quienes consideran el mundo como una cruel realidad, como un campo de batalla de fuerzas que no siempre han sido de justicia. Muchas de las personas que se involucran profundamente en el vudú son personas que se sienten profundamente amenazadas y que de cierta forma buscan salvar al vudú. Otras se involucran justamente porque es una realidad de la vida, aunque ésta sea severa y difícil. Creo que existe una cierta relación entre esta severidad de la experiencia de vida de una comunidad y la amnesia.
No es una conexión fácil el hecho de olvidarse simplemente de la vida, sólo que hay otra conexión comparable únicamente con la de los europeos, cuando en una situación existencial muy triste llegan al fondo gracias al alcohol u otros medios.
Es muy característico, dentro de un contexto existencial verdaderamente difícil, o en un período de vida particularmente duro, que se vean más amnesias o vacíos de memoria. Naturalmente, no se puede analizar esto a nivel científico bajo ningún aspecto, pero supongo que la realidad de la vida comunitaria, o que el vudú se haya formado en Haití durante un período desafortunado, tiene algo que ver con el hecho de no recordar el estado de posesión profunda.
También se puede decir que en el caso del vudú de Ife, el clima psicológico es muy diverso: es como si estuviera inmerso en el sol, en la luz de un manantial, como si fuera algo luminoso y muy tolerable. Ife es uno de los lugares raros del mundo donde existe una absoluta tolerancia religiosa, por ejemplo entre los vuduistas y los islámicos.
Quisiera decir algo referente al trance y la posesión. Si estamos ligados a esta terminología, entonces estos dos fenómenos pueden existir en forma sana y malsana.
Sobre todo del trance se puede decir que es tal en relación con diversas cosas. Por ejemplo, en Europa a menudo se dice que el actor llevado por una fuerte emoción reacciona debido a un estado de trance. En el teatro moderno experimental, si el actor hace cosas muy violentas, como si estuviera ausente de espíritu, quiere decir que está en estado de trance.
Comencemos por el actor de teatro europeo: no sé qué es el trance, conozco varias teorías, unas completamente distintas de otras.
Una de las definiciones es que el trance es un estado de desconcentración psicológica, es decir, que el punto vigilante de la conciencia habitual abdica dejando que surjan los demás contenidos, por lo tanto, en este tipo de teoría el punto clave está en el hecho de la desconcentración total.
* Fragmento de la primera de tres partes compuestas en su totalidad por casi trescientas páginas. Este texto es la distribución del curso llevado a cabo en el Instituto de Teatro y del Espectáculo, Universidad de Roma, marzo-abril, 1981- 1982.
Traducción de Lily Portnoy Lan y Julio Gómez Hernández[1]
Grotowski quería crear un ritual moderno a sabiendas de que los rituales primitivos son la primera forma de drama. Es muy comparado con Antonin Artaud por esto mismo, por querer retomar el ritual.
Unas de las características del ritual eran: la fascinación, la sugestión, la estimulación psíquica, signos mágicos, y la acrobacia que haga ir al cuerpo más allá de sus limitaciones naturales. El acto teatral debe definirse como “sacrificio”, una entrega absoluta que tiene como analogía la misa católica donde el sacerdote no puede dar una misa sin los fieles.
LO SAGRADO TEATRAL EN GROTOWSKI
Por Peter Brook
En Polonia hay una pequeña compañía dirigida por un visionario, Jerzy Grotowski, que también tiene un objetivo sagrado. A su entender el teatro no puede ser un fin en sí mismo; como la danza o la música en ciertas órdenes de derviches, el teatro es un vehículo, un medio de autoestudio, de autoexploración, una posibilidad de salvación. El actor tiene en sí mismo su campo de trabajo. Dicho campo es más rico que el del pintor, más rico que el del músico, puesto que el actor, para explorarlo, ha de apelar a todo aspecto de sí mismo. La mano, el ojo, la oreja, el corazón son lo que estudia y con lo que estudia. Vista de este modo, la interpretación es el trabajo de una vida: el actor amplia paso a paso su conocimiento de sí mismo a través de las penosas y siempre cambiantes circunstancias de los ensayos y los tremendos signos de puntuación de la interpretación. En la terminología de Grotowski, el actor permite que el papel lo "penetre"; al principio el gran obstáculo es su propia persona, pero un constante trabajo le lleva a adquirir un dominio técnico sobre sus medios físicos y psíquicos, con lo que puede hacer que caigan las barreras. Este dejarse "penetrar" por el papel está en relación con la propia exposición del actor, quien no vacila en mostrarse exactamente como es, ya que comprende que el secreto del papel le exige abrirse, desvelar sus secretos. Por lo tanto, el acto de interpretar es un acto de sacrificio, el de sacrificar lo que la mayoría de los hombres prefiere ocultar: este sacrificio es su presente al espectador. Entre actor y público existe aquí una relación similar a la que se da entre sacerdote y fiel. Está claro que no todo el mundo es llamado al sacerdocio y que ninguna religión tradicional lo exige. Por una parte están los seglares -que desempeñan papeles necesarios en la vida- y, por la otra, quienes toman sobre sí otras cargas, por cuenta de los seglares. El sacerdote celebra el rito para él y en nombre de los demás. Los actores de Grotowski ofrecen su representación como una ceremonia para quienes deseen asistir: el actor invoca, deja al desnudo lo que yace en todo hombre y lo que encubre la vida cotidiana. Este teatro es sagrado porque su objetivo es sagrado: ocupa un lugar claramente definido en la comunidad y responde a una necesidad que las Iglesias ya no pueden satisfacer.
El teatro de Grotowski es el que más se aproxima al ideal de Artaud. Supone un modo de vida completo para todos sus miembros y contrasta con la mayoría de los otros grupos de vanguardia y experimentales, cuyo trabajo suele quedar invalidado por falta de medios. La mayor parte de los intentos experimentales no pueden hacer lo que desean debido a que las condiciones externas pesan demasiado sobre ellos: dificultades en el reparto de papeles, reducido tiempo para ensayar debido a que los actores han de ganarse la vida en otros menesteres, inadecuados locales, trajes, luces, etc. La pobreza de medios es a la vez su queja y su excusa. Grotowski hace un ideal de la pobreza: sus actores renuncian a todo excepto a su propio cuerpo, tienen el instrumento humano y tiempo ilimitado. No es, pues, asombroso que se consideren el teatro más rico del mundo.
Estos tres teatros -Cunningham, Grotowski y Beckett-, tienen varías cosas en común: escasos medios, intenso trabajo, rigurosa disciplina, absoluta precisión. Al mismo tiempo, y casi como condición, son teatros para una élite. Merce Cunningham suele actuar en salas humildes y el escaso respaldo con que cuenta, y que escandaliza a sus admiradores, le tiene sin cuidado. Beckett raramente llena una platea de mediana capacidad. Grotowski no acepta más de treinta espectadores. Está convencido de que los problemas a los que ha de hacer frente, tanto él como los actores, son tan grandes que un mayor número de espectadores llevaría al desleimiento del trabajo. Me dijo lo siguiente: "Mi búsqueda se basa en el director y en el actor. Usted la basa en el director, el actor y el público. Acepto que esto sea posible, aunque para mí es demasiado indirecto." ¿Está en lo cierto? ¿Son éstos los únicos teatros posibles para tocar la "realidad"? Sin duda son auténticos para sí mismos, sin duda afrontan la pregunta básica de por qué el teatro, y cada uno ha encontrado su respuesta. Todos ellos parten de su hambre, todos ellos se afanan en disminuir su propia necesidad. Y sin embargo, la misma pureza de su resolución, la elevada y seria naturaleza de su actividad, colorea inevitablemente sus elecciones y limita su campo de acción. No pueden ser esotéricos y populares al mismo tiempo. No hay muchedumbre en Beckett, no hay ningún Falstaff.
...En su vida privada, los principales actores de Grotowski coleccionan con avidez discos de jazz, pero no ofrecen canciones populares en el escenario, a pesar de ser éste su vida. Estos teatros exploran la vida, pero lo que cuenta como vida es restringido. La vida "real" excluye ciertos rasgos "irreales". Si leemos hoy día las descripciones de Artaud sobre sus producciones imaginarias, vemos que reflejan sus gustos personales y la corriente de imaginación romántica de su tiempo, ya que tiene una cierta preferencia por la oscuridad y el misterio, la salmodia, los gritos sobrenaturales, las palabras sueltas en vez de las frases, las formas amplias, las máscaras, los reyes, emperadores y papas, los santos, pecadores y flagelantes, la vestimenta negra y la piel desnuda y arrugada por el dolor. Un director que trate con elementos que existen fuera de él puede engañarse al considerar su trabajo más objetivo de lo que es en realidad. Por la elección de ejercicios, incluso por la forma de alentar al actor a que encuentre su propia libertad, un director no puede evitar que su estado de ánimo se proyecte sobre el escenario. El supremo objetivo para el director sería estimular tal efusión de la riqueza interior del actor, que transformase por completo la naturaleza subjetiva de su impulso original. Por lo general, el esquema dcl director o del coreógrafo se transparenta, y aquí es donde la deseada experiencia objetiva puede convertirse en la expresión de la fantasía personal del director. Podemos intentar captar lo invisible pero no debemos perder el contacto con el sentido común: si nuestro lenguaje es demasiado esencial perderemos parte de la fe del espectador. Como siempre, el modelo es Shakespeare. Su objetivo es siempre sagrado, metafísico, pero nunca comete el error de permanecer demasiado tiempo en el nivel más alto. Sabía lo difícil que nos resulta mantenernos en compañía con lo absoluto, y por eso nos envía continuamente a tierra; Grotowski reconoce esto al hablar de la necesidad tanto de la "apoteosis" como de lo "irrisorio". Hemos de aceptar que nunca podemos ver todo lo invisible. Así, tras hacer un esfuerzo en esa dirección, tenemos que afrontar la derrota, caer e iniciar de nuevo la marcha. (*)
(*) Fuente: Peter Brook, El espacio vacío, Arte y técnica del teatro (trad. Ramón Gil Novales), Barcelona, Ed. Península, Colección Nexos, 1994.[2]
Por Peter Brook
En Polonia hay una pequeña compañía dirigida por un visionario, Jerzy Grotowski, que también tiene un objetivo sagrado. A su entender el teatro no puede ser un fin en sí mismo; como la danza o la música en ciertas órdenes de derviches, el teatro es un vehículo, un medio de autoestudio, de autoexploración, una posibilidad de salvación. El actor tiene en sí mismo su campo de trabajo. Dicho campo es más rico que el del pintor, más rico que el del músico, puesto que el actor, para explorarlo, ha de apelar a todo aspecto de sí mismo. La mano, el ojo, la oreja, el corazón son lo que estudia y con lo que estudia. Vista de este modo, la interpretación es el trabajo de una vida: el actor amplia paso a paso su conocimiento de sí mismo a través de las penosas y siempre cambiantes circunstancias de los ensayos y los tremendos signos de puntuación de la interpretación. En la terminología de Grotowski, el actor permite que el papel lo "penetre"; al principio el gran obstáculo es su propia persona, pero un constante trabajo le lleva a adquirir un dominio técnico sobre sus medios físicos y psíquicos, con lo que puede hacer que caigan las barreras. Este dejarse "penetrar" por el papel está en relación con la propia exposición del actor, quien no vacila en mostrarse exactamente como es, ya que comprende que el secreto del papel le exige abrirse, desvelar sus secretos. Por lo tanto, el acto de interpretar es un acto de sacrificio, el de sacrificar lo que la mayoría de los hombres prefiere ocultar: este sacrificio es su presente al espectador. Entre actor y público existe aquí una relación similar a la que se da entre sacerdote y fiel. Está claro que no todo el mundo es llamado al sacerdocio y que ninguna religión tradicional lo exige. Por una parte están los seglares -que desempeñan papeles necesarios en la vida- y, por la otra, quienes toman sobre sí otras cargas, por cuenta de los seglares. El sacerdote celebra el rito para él y en nombre de los demás. Los actores de Grotowski ofrecen su representación como una ceremonia para quienes deseen asistir: el actor invoca, deja al desnudo lo que yace en todo hombre y lo que encubre la vida cotidiana. Este teatro es sagrado porque su objetivo es sagrado: ocupa un lugar claramente definido en la comunidad y responde a una necesidad que las Iglesias ya no pueden satisfacer.
El teatro de Grotowski es el que más se aproxima al ideal de Artaud. Supone un modo de vida completo para todos sus miembros y contrasta con la mayoría de los otros grupos de vanguardia y experimentales, cuyo trabajo suele quedar invalidado por falta de medios. La mayor parte de los intentos experimentales no pueden hacer lo que desean debido a que las condiciones externas pesan demasiado sobre ellos: dificultades en el reparto de papeles, reducido tiempo para ensayar debido a que los actores han de ganarse la vida en otros menesteres, inadecuados locales, trajes, luces, etc. La pobreza de medios es a la vez su queja y su excusa. Grotowski hace un ideal de la pobreza: sus actores renuncian a todo excepto a su propio cuerpo, tienen el instrumento humano y tiempo ilimitado. No es, pues, asombroso que se consideren el teatro más rico del mundo.
Estos tres teatros -Cunningham, Grotowski y Beckett-, tienen varías cosas en común: escasos medios, intenso trabajo, rigurosa disciplina, absoluta precisión. Al mismo tiempo, y casi como condición, son teatros para una élite. Merce Cunningham suele actuar en salas humildes y el escaso respaldo con que cuenta, y que escandaliza a sus admiradores, le tiene sin cuidado. Beckett raramente llena una platea de mediana capacidad. Grotowski no acepta más de treinta espectadores. Está convencido de que los problemas a los que ha de hacer frente, tanto él como los actores, son tan grandes que un mayor número de espectadores llevaría al desleimiento del trabajo. Me dijo lo siguiente: "Mi búsqueda se basa en el director y en el actor. Usted la basa en el director, el actor y el público. Acepto que esto sea posible, aunque para mí es demasiado indirecto." ¿Está en lo cierto? ¿Son éstos los únicos teatros posibles para tocar la "realidad"? Sin duda son auténticos para sí mismos, sin duda afrontan la pregunta básica de por qué el teatro, y cada uno ha encontrado su respuesta. Todos ellos parten de su hambre, todos ellos se afanan en disminuir su propia necesidad. Y sin embargo, la misma pureza de su resolución, la elevada y seria naturaleza de su actividad, colorea inevitablemente sus elecciones y limita su campo de acción. No pueden ser esotéricos y populares al mismo tiempo. No hay muchedumbre en Beckett, no hay ningún Falstaff.
...En su vida privada, los principales actores de Grotowski coleccionan con avidez discos de jazz, pero no ofrecen canciones populares en el escenario, a pesar de ser éste su vida. Estos teatros exploran la vida, pero lo que cuenta como vida es restringido. La vida "real" excluye ciertos rasgos "irreales". Si leemos hoy día las descripciones de Artaud sobre sus producciones imaginarias, vemos que reflejan sus gustos personales y la corriente de imaginación romántica de su tiempo, ya que tiene una cierta preferencia por la oscuridad y el misterio, la salmodia, los gritos sobrenaturales, las palabras sueltas en vez de las frases, las formas amplias, las máscaras, los reyes, emperadores y papas, los santos, pecadores y flagelantes, la vestimenta negra y la piel desnuda y arrugada por el dolor. Un director que trate con elementos que existen fuera de él puede engañarse al considerar su trabajo más objetivo de lo que es en realidad. Por la elección de ejercicios, incluso por la forma de alentar al actor a que encuentre su propia libertad, un director no puede evitar que su estado de ánimo se proyecte sobre el escenario. El supremo objetivo para el director sería estimular tal efusión de la riqueza interior del actor, que transformase por completo la naturaleza subjetiva de su impulso original. Por lo general, el esquema dcl director o del coreógrafo se transparenta, y aquí es donde la deseada experiencia objetiva puede convertirse en la expresión de la fantasía personal del director. Podemos intentar captar lo invisible pero no debemos perder el contacto con el sentido común: si nuestro lenguaje es demasiado esencial perderemos parte de la fe del espectador. Como siempre, el modelo es Shakespeare. Su objetivo es siempre sagrado, metafísico, pero nunca comete el error de permanecer demasiado tiempo en el nivel más alto. Sabía lo difícil que nos resulta mantenernos en compañía con lo absoluto, y por eso nos envía continuamente a tierra; Grotowski reconoce esto al hablar de la necesidad tanto de la "apoteosis" como de lo "irrisorio". Hemos de aceptar que nunca podemos ver todo lo invisible. Así, tras hacer un esfuerzo en esa dirección, tenemos que afrontar la derrota, caer e iniciar de nuevo la marcha. (*)
Akropolis: tratamiento del texto
“De todas las obras que Grotowski ha dirigido, Akropolis es la menos fiel a su original literario. El estilo poético es la unica cosa que pertenece al autor. La obra ha sido transformada según las condiciones del escenario, total mente diferentes de las que se planteo el poeta. “
La obra de Wyspianski puede apenas verse reflejada en la puesta de Grotowski, sin embargo ambas buscan reflejar el mismo sentimiento y la misma visión de la naturaleza humana.
“El concepto del director y del poeta coinciden, ambos desean representar la suma total de una civilización y probar sus valores en la piedra de toque de la experiencia contemporánea.” dice el escrito.
Se menciona que Grotowski concibió la obra como una paráfrasis de un campo de exterminio, donde “la interpretación literaria y la metáfora están entreveradas como en una pesadilla diurna.”
En Akropolis tanto el público como los actores juegan un papel trascendente, sin que tengan que hacer contacto directo cada uno representa parte importante de la misión de la obra; los actores por su parte son quienes han sido iniciados para vivir la última experiencia, dice el documento, “son los muertos”, la audiencia por otro lado, representa a los que permanecen en la vida diaria: los vivos.
“Esta separación, aunada a la proximidad de los espectadores, contribuye a la impresión de que los muertos han nacido de un sueño de los vivos.”
Otro elemento importante dentro del mensaje es la utilería, todo aquello que conforma la escenografía, en este caso, el oxido y el metal, a partir de los cuales avanza la acción y de los cuales los actores conformaran una especie de civilización con cámaras de gas y chimeneas de estufas, que decoran el ambiente a medida que los actores interactúan con ellos. “De esta manera se establece el paso del hecho a la metáfora.”
Los trajes.
Lo que pareciera ser unos harapos sacados de la basura representa una versión poética de un uniforme de un campo de concentración. Bolsas agujeradas sobre cuerpos desnudos que dejan entrever la carne desgarrada de un cuerpo desecho. Esta uniformidad despoja al hombre de su personalidad.
Los actores se convierten en seres completamente idénticos, son solo cuerpos torturados.
La utilería como orquestación dinámica
“Uno de los principios fundamentales del laboratorio teatral es la no dependencia de la utilería escénica. Esta absolutamente prohibido introducir en la obra nada que no esté allí desde el mismo principio.”
Por lo anterior, cada pieza de utilería, cada objeto y cada espacio debe tener una o varias funciones dentro de la representación, ya sea estático o dinámico cada pieza debe cumplir su objetivo.
“Cada objeto debe realzar no el significado si no la dinámica de la obra; su valor reside en sus variados usos. Que contribuye a la creación de la visión.” Es la armonía entre estos objetos y los actores es lo que da sentido a la obra.
“Estamos tratando con un teatro detenido en su etapa embrionaria, en medio de su proceso creativo, cuando el instinto recién despierto elige espontáneamente los instrumentos de su transformación mágica. Un hombre vivo, el actor, es la fuerza creativa que está detrás de todo ello.”
El teatro pobre.
En el teatro pobre el actor debe crear por sí mismo una máscara orgánica mediante sus músculos faciales, de tal modo que cada personaje vista el mismo gesto durante toda la obra.
El actor puede convertirse por sí mismo en un objeto, en una escenografía, en un instrumento y en una nota música, y revelar en cada uno de sus movimientos una historia.
La limitada escenografía y la escasa vestimenta es suficiente para dar una mirada al tiempo de guerra, cuando los hombres eran forzados a entregar su nombre y su aliento por causa de ideas xenofóbicas, solo que en este caso, surge todo como una pesadilla soñada por quienes observan, por los espectadores.
El Doctor Fausto: Montaje Textual
El texto explica la manera en que se realizo el montaje de cada una de las escenas y relata de manera breve los principales conflictos de los personajes en cada una de ellas.
El personaje principal reacciona a cada una de las intrigas de acuerdo a lo planteado en las escenas, dándole continuidad al mensaje.
“La dialéctica de la burla y la apoteosis consiste entonces en un conflicto entre la Santidad del mundo y la santidad religiosa, que hace mofa de nuestras ideas usuales de los santos. Pero al mismo tiempo esta lucha apela a nuestro compromiso contemporáneo de tipo espiritual, y aquí reside la apoteosis.”
“En esta producción, las acciones de Fausto son una paráfrasis grotesca de los actos de un santo; pero revela al mismo tiempo el agudo pathos de un mártir.”
El Príncipe Constante
“El escenario de esta representación está basado en el texto del dramaturgo español Calderón de la Barca, sin embargo el director no pretende representar El Príncipe Constante tal como es. Pretende imprimirle su propia visión y la relación de ese escenario con el texto original es la relación que existe entre una variación y el tema musical original”
Paradójicamente la representación es un intento por sobrepasar en si misma la pose trágica. Trata de quitar todos los elementos que puedan forzarnos a aceptar este aspecto trágico.
El productor cree que, aunque no fue fiel a la letra, al texto de Calderón, retiene sin embargo el significado mas intimo de la obra. La representación es la trasposición de las antinomias profundas y de los rasgos más característicos de la era barroca, su aspecto visionario, su música y su apreciación de lo concreto y su espiritualismo.
La obra refleja la batalla simbólica entre dios y el diablo personificada en un solo hombre, Fausto, que busca la santidad del alma a través de su rebelión contra dios y de ahí el fraguar un plan para contradecirlo y este termina firmando un pacto con el diablo.
Lo anterior se ve reflejado en cada una de las escenas de la puesta donde el personaje va evolucionando con su plan a lo largo de la trama.
“Es también una especie de ejercicio que hace posible la verificación del método de actuación de Grotowski. Todo está modelado sobre el actor: sobre su cuerpo, su voz y su alma.”
El discurso de Skara
“No se pueden enseñar métodos prefabricados. No se puede tratar de encontrar la representación de cierto papel, como entonar la voz, como hablar o como caminar. Son puramente estereotipos y por tanto no hay que preocuparse por ellos”, establece Jerzy Grotowski durante la clausura de un seminario en la Escuela de Drama de Skara.
En su discurso establece: “Deben aprender por si mismos a conocer sus limitaciones personales, sus propios obstáculos y como eliminarlos.” haciendo énfasis en no caer en estereotipos de ninguna clase.
También habla de las asociaciones y en cómo hacerse de ellas y utilizarlas “Qué es una asociación en nuestra profesión? Es algo que surge no solo de la memoria, sino del cuerpo, es una vuelta a una memoria precisa que no debe analizarse intelectualmente.”
Se tiene que lograr que las asociaciones se vuelvan concretas y relacionarlas con un recuerdo, uno real, una experiencia que se haya vivido personalmente y que se pueda utilizar para rememorar un sentimiento que sea útil en la puesta en escena.
Habla con cierto énfasis del contacto, que considera algo vital en cualquier trabajo de escenificación, “a menudo, cuando un actor habla del contacto o piensa en el contacto, cree que significa mirar fijamente, pero eso no es un contacto es solo una posición, una situación, el contacto no es mirar fijamente, si no ver.”
Como se inicia todo? Pregunta, se inicia con las emociones o las reacciones psíquicas con las que no estén familiarizados para poder traer una reacción nueva y verdadera.
Por último hace énfasis en “No buscar nunca la espontaneidad en la actuación sin tener detrás una partitura que los apoye”
“Busquen siempre la verdad real y no la concepción popular de la verdad. Utilicen sus propias experiencias, reales, especificas e intimas. Esto significa que siempre habrá que dar la impresión de falta de tacto: la autenticidad por encima de todo. Deben ser estrictos en su trabajo, disciplinados y organizados; es absolutamente necesario que el trabajo sea fatigante. A veces se debe estar totalmente exhausto para quebrar la resistencia de la mente y empezar a actuar con sinceridad.”
(*) Fuente: Peter Brook, El espacio vacío, Arte y técnica del teatro (trad. Ramón Gil Novales), Barcelona, Ed. Península, Colección Nexos, 1994.[2]
“No se puede enseñar métodos prefabricados” con esta frase comienza el discurso, explicando que no se puede “tratar de encontrar la representación de cierto papel, cómo entonar la voz, cómo hablar o cómo caminar” porque esto nos arrastra al cliché, al estereotipo, y tiene razón; cuando entré a la licenciatura creí que me enseñarían cómo actuar, qué pie debo mover primero, cuál debo colocar después, qué tanto debo girar la cabeza, cómo me debo mover. Pero para sorpresa mía desde primer semestre de actuación me dieron la libertad de hacer lo que quisiera en el escenario, ese fue mi primer ejercicio. Yo creo que esto es algo que debemos aprenden todos los que nos dedicamos al teatro, no solo los que actuamos. Es importante que el director sepa todo sobre la actuación para poder servir de guía, también el dramaturgo para dar ciertas indicaciones en su texto, etcétera.
ReplyDeleteJerzy Grotoswki nos dice es que debemos encontrar la manera de realizar los movimientos orgánicamente, debemos conocer perfectamente nuestro cuerpo y reconocer las limitaciones que tiene, los obstáculos, irnos por la vía negativa. La vía negativa es esta liberación de toda resistencia, todos los problemas del cuerpo del actor deben ser accesibles pues el actor es un hombre que trabaja en público con su cuerpo, el arte de un actor es su cuerpo, es una herramienta mediante la cual expresamos nuestras emociones, trasmitimos un mensaje a un público o plasmamos una obra artística en un escenario.
Para que el movimiento sea más orgánico, el secreto, dice Grotowski, está en los estímulos, los impulsos y las reacciones. Por ejemplo: este semestre tomé la clase de Actuación con máscara y me di cuenta que realmente la técnica de la máscara nos sirve no solo para máscara, sino para toda la vida sobre el escenario. Una de las reglas de la máscara es registrar accidentes. Me ha tocado ver en escena a compañeros que están realizando su ejercicio y de pronto ocurre algo y no lo registran, como si no hubiera pasado. Se aferran a crear esa cuarta pared inexistente.
La semana pasada en el taller de clown una compañera ejecutaba su ejercicio donde debía subirse y hacer algo con una silla que aparecía sobre el escenario, de pronto unos compañeros que esperaban su turno detrás de las cortinas negras comenzaron a reír de forma muy extraña, a todos los espectadores nos dio risa eso y en lo particular esperé a ver la reacción de mi compañera, pensé que cualquiera que fuera su reacción me iba a matar de la risa, pero mi compañera siguió como si no hubiera pasado nada, como si no los hubiera escuchado, y entonces dejé de ponerle atención a ella y su silla. ¿Por qué ignorar lo que está sucediendo? Registra y actúa con impulsos y estímulos para lograr la organicidad. Otro día estábamos en el taller de montaje escénico y un compañero le pregunta a la maestra << ¿Cómo puedo hacer para que al momento de arrodillarme me vea orgánico?>> la maestra se enojó y le contestó diciéndole que ella no puede hacer eso, la única persona que podría saberlo era él mismo, que ella no puede decirle cómo moverse exactamente, y tiene toda la razón de enojarse pues él es el único que se supone, conoce perfectamente su cuerpo.
Esto también me recuerda a la clase de actuación (también la semana pasada) cuando el maestro nos comienza a hablar sobre el constructivismo queriendo defender sus inasistencias en las clases (claro que eso es otro asunto, pero mi ejemplo es hacia el rumbo de la organicidad), yo le pregunté << ¿Pero si no está usted, cómo vamos a saber qué es lo que hacemos bien y qué es lo que hacemos mal?>> y me respondió << Es que no existe lo que está bien o lo que está mal, solamente debes estar ahí, ESTAR y nada mas>>. Sin embargo, creo que la respuesta a mi pregunta ya la sabía y quise corroborar que lo que está bien es el simple hecho de ESTAR. No creo que Grotowski se refiera a eliminar las técnicas de actuación, pues él tiene sus propias técnicas. En esa misma clase (actuación III) estamos representando a una compañía de actores aficionados que se suben a contar una historia al escenario; en el inicio de la obra se escucha una guitarra, se enciende la luz y no hay ningún actor en el escenario. Vuelve a empezar la guitarra y de nuevo se enciende la luz: aquí mi impulso fue aparecer cuando no debía utilizando lo que he aprendido en el taller de clown, y el maestro me aplaudió eso, pero luego tuve el impulso de irme porque supuestamente me había equivocado, esto lo pensé, no obedecí a lo que mi cuerpo decía, y en cambio aquí el maestro me dijo que no, que debía quedarme ahí, y es entonces cuando recuerdo el discurso de Skara:
ReplyDelete“He hablado acerca de las asociaciones personales, pero son asociaciones y no pensamientos. No pueden calcularse. Ahora hago un movimiento con la mano, y luego busco las asociaciones. ¿Qué asociaciones? Quizá la asociación de que estoy tocando algo, pero esto es simplemente un pensamiento. ¿Qué es una asociación en nuestra profesión? Es algo que surge no sólo de la memoria, sino del cuerpo, es una vuelta a la memoria precisa que no debe analizarse intelectualmente.”
En mi experiencia, mi cabeza me decía que debía salir de escena, pero mi cuerpo quería quedarse, a esto se refería el maestro. En Actuación con máscara nos hablaron desde la primera clase sobre el llamado “Don Pepe Grillo”, que es esa vocecita en la cabeza que nos impide actuar, nos limita y/o nos acelera la acción. Recuerdo que el primer ejercicio de Actuación con Máscara era caminar por el espacio, tocarlo, sentirlo, olerlo y decir todo lo que se nos viniera a la mente, pero llegó el momento en que ya no tuvimos nada que decir, en que llegó Pepe Grillo y nos limitó y pensamos en qué pensar. Creo que logramos dominar bien a esta vocecita, al menos la mayoría. Tengo una compañera que tenía como cinco Pepes Grillos que la obligaban a accionar precipitadamente sin escuchar al compañero.
Claro que de lo que habla Grotowski es de la memoria de los sentidos, sin embargo, me atreví a hacerlo metáfora para mi experiencia.
Atte: Johanna Montiel
Gracias, me ha parecido muy interesante
ReplyDeletemuy buena
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ReplyDeleteMe puede decir como conceptualizaba al cuerpo del actor??
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